“No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad”

Por Gabriela Cervantes, estudiante de Comunicación

 

Con esta frase introductoria de Gabriel García Márquez inicio esta columna. Es preciso mencionar que se conoce a la felicidad como algo maravilloso que se va suscitando de una u otra manera, así como que nos invade de alegría y plenitud por diferentes motivos. El amor es uno de ellos y la razón de ser del ser humano.

 

También se llega al punto de la felicidad cuando las personas se proponen algo, ya sea a corto o a largo plazo, y se logra cumplir esa meta anhelada.

 

La felicidad se entiende como un estado de ánimo positivo, que está relacionado con los aspectos subjetivos de un individuo y, consecuentemente, se manifiesta de diferentes maneras evidentemente por la forma de ser o el carácter  de cada persona.

 

Por otro lado, el amor es una de las causas que genera aquella felicidad en el prójimo haciendo que las personas sigan creyendo en y sean felices con ese ser especial; de esa manera, logren construir una familia con valores.

 

La felicidad en sí, en los individuos, viene de la capacidad o el carácter que tienen para poder solucionar varias actividades o aspectos que conforman su vida cotidiana. Se puede decir que las personas felices son las que se sienten realizadas, tanto en lo profesional como en lo personal, sintiéndose autorrealizadas y completas.

 

Como dijo Gabriel García Márquez: “Yo pienso que si una persona durante toda la vida hace solamente lo que le gusta hacer y tiene todas las condiciones para hacerlo bien, ese es el secreto de la felicidad y la longevidad”.