Ecuador prepara el partido del martes ante Senegal en un clima de tranquilidad y confianza

Los jugadores de la Tricolor comprenden que están en condiciones de plantarse contra cualquiera y no necesitan autoconvencerse de manera artificial.

 

Foto @FEFecuador

Por Damián Didonato

 

DOHA (Enviado especial) — Cuando se confirmó el calendario de partidos en la Copa del Mundo de Qatar 2022, todo Ecuador marcó el 29 de noviembre como el día más importante de todos para la selección. Es que el rival del tercer encuentro era Senegal, que para todos se erigía como el principal adversario en la disputa por el segundo puesto del Grupo A. Llegar a esta fecha sin depender de otros resultados era algo deseable, pero hacerlo con cuatro puntos tras empatar contra Países Bajos ya era un escenario demasiado optimista que no muchos imaginaban. Por suerte, el fútbol se ríe de las especulaciones futuristas.

 

Ecuador enfrentará al combinado africano con la tranquilidad que otorga jugar con el empate a su favor. Si no pierde, logrará su objetivo primario: igualar la mejor campaña histórica en un Mundial. Esta particularidad numérica sirve para preparar el duelo de una manera mucho más plácida, sin la presión ni los apuros que genera la necesidad de sumar.

 

Los días posteriores al empate contra Países Bajos transcurrieron con gran calma en el hotel Hyatt Regency de Doha y en el campo de entrenamiento de Al Mesaimeer. El plantel, de muy buen ánimo, se entrenó de forma liviana el sábado por la mañana con la presencia de la prensa durante 15 minutos. Luego, pasaron la tarde con sus familiares, una actividad muy esperada por todos. En tanto, el domingo trabajó a puertas cerradas, tras una sesión de gimnasio. Desde luego, la felicidad por el gran comienzo se entremezcla con la esperanza y la fe ante el futuro cercano.

 

Más allá de los cuatro puntos, lo que de verdad tranquiliza y le da confianza a La Tri es el gran trabajo colectivo realizado, sobre todo en el segundo tiempo del choque contra los neerlandeses. Ese día, el cuadro ecuatoriano jugó con la intensidad, la decisión y el convencimiento de un equipo grande. Eso no se puede conseguir sin una fortaleza mental que es el principal atributo del seleccionado que comanda Gustavo Alfaro.

 

Ecuador llegaba con algunas dudas a Qatar. La solidez defensiva no estaba en cuestionamiento, pero sí había tenido algunos problemas en ataque. Todo lo que rodea a un Mundial es particular y es muy difícil imaginar cómo puede afectar el escenario, la responsabilidad y la presión a cada futbolista. Más aún a jugadores jóvenes que jamás afrontaron un torneo de esta magnitud.

 

Pero el plantel respondió de gran manera y con carácter y personalidad. Primero en el debut contra Qatar, al que venció tras veinte minutos iniciales furiosos de gran juego y decisión. Y luego, más todavía, frente a Países Bajos, tras reponerse de un gol en contra tempranero y empatarlo con mucho juego y mentalidad ganadora.

 

Por eso, lo que genera tranquilidad y confianza no es solo la tabla de posiciones que le hace un guiño, sino sobre todo la propia actitud. Cada uno de los jugadores ecuatorianos sabe muy bien que puede competir contra cualquiera. Sabe que el colectivo funciona y que tienen el apoyo de un país y del cuerpo técnico. Allí está la principal fortaleza ecuatoriana para Qatar 2022.

 

Los octavos de final están muy cerca. Más de la mitad de la tarea ya fue realizada y solo queda la última parte. Preparar el encuentro frente a Senegal con serenidad y fe puede ser el primer paso para conseguir el punto necesario. Ecuador comprende que está en condiciones de plantarse contra cualquiera y no necesita autoconvencerse de manera artificial. Solo separa en la cancha y lo sabe.