Alegría universal que genera #LaTri

El SIM, junto al MUC y el club de Administración de UNEMI, alentarán a la Selección de Alfaro.

 

Por Javier Paguay, Director de la carrera de Comunicación en línea

 

Convocados por los jóvenes estudiantes que participan en la animación del programa de televisión #PlaySportMundialista, que genera el Sistema Integrado de Medios (SIM), cientos de universitarios que cursan sus carreras académicas en la UNEMI vivieron intensamente de una fiesta durante el partido de fútbol entre Ecuador y Países Bajos.

 

Provenientes de los diferentes puntos geográficos de la región, los estudiantes proyectaron el optimismo de una destacada presentación en el terreno de juego del combinado nacional. Con cantos y al son de la conga (instrumento musical) se flameaba la tricolor durante la ceremonia de protocolo previo al inicio del partido de fútbol.

 

La previa había sido el escenario ideal para generar la expectativa. Para este logro, personal del SIM junto a la dirigencia del Movimiento Unidos por el Cambio, MUC, y el equipo de estudiantes que conforman el programa audiovisual del Club de Administración, establecieron una programación que nos invitaba a soñar con el triunfo y a seguir las cuentas en redes sociales del SIM, cuyo objetivo yace en brindar un nuevo espacio para el desarrollo de la práctica preprofesional de los estudiantes de UNEMI.

 

El pitazo inicial generó optimismo al tiempo que una mala jugada en los primeros minutos del partido abría paso al gol de Países Bajos. Esta situación, un poco adversa para todos, despertó aún más el ímpetu de conseguir una alegría universal por cuanto se confiaba que en esta jornada se escribiría una nueva página gloriosa del fútbol ecuatoriano en citas mundialistas. Las imágenes del encuentro futbolístico proyectadas en cuatro monitores daban cuenta de que, en esta ocasión, el buen planteamiento de los “pibes” ecuatorianos por parte del profesor Alfaro, nos regalaría la primera alegría de un país congregado por la sed de gloria de nuestros jugadores, el mismo que se fusionó en el primer momento en que el balón ingresaba en las redes de Países Bajos, lo que nos hizo gritar de alegría.

 

Y como es característico en este #MundialQatar2022, debimos esperar que las líneas del VAR confirmen que el grito de gol no se apague. Los jueces determinaron invalidarlo. La convicción del empate se esfumó al finalizar los primeros 45 minutos de juego. Tiempo para replantear discursos. En medio de los cientos de asistentes, todos universitarios, afloró el criterio de directores técnicos. Estaban convencidos que se ganaba o, en el peor de los escenarios, se empataba. Jamás se perdía.

 

En el segundo tiempo hasta se cambió de señal televisiva. En primera instancia se proyectaba la transmisión de una estación argentina. Con un criterio de acompañar a los periodistas ecuatorianos desde #Qatar, nos acomodamos a la transmisión del canal ecuatoriano que tiene los derechos de transmisión. La jugada que levantó a la fanaticada, luego que Enner Valencia concretara su tercer gol en esta cita mundialista, avivó el grito de un país con gente amable y luchadora. El abrazo entre hombres y mujeres se templó en la medida en que nuestros gladiadores en la cancha de fútbol sometían a uno de los favoritos para ganar este certamen. El “juego bonito” de los ecuatorianos vencía a la otrora “naranja mecánica”. El pitazo final llegó y el grito de un país adquirió una dimensión universal. Los titulares de prensa de todo el mundo describían que Ecuador merecía ganar el partido de fútbol.

 

El contexto de la previa del tercer partido para cerrar la participación de #Ecuador en esta primera etapa del #MundialQatar2022, nos invita a creer que seguiremos escribiendo páginas memorables de un combinado nacional cuyos integrantes buscan romper la historia. No fue casualidad ganar el primer partido de este mundial.

 

Ahora nuestros seleccionados van por esa hazaña universal. De ello daremos cuenta y el SIM, junto al MUC y el club de Administración de UNEMI, lo graficarán, lo cantarán, lo gritarán.